La aerotermia obtiene del aire la mayor parte de la energía que entrega en forma de energía térmica (calor o frío). El sistema consume electricidad, pero en un porcentaje pequeño. Por cada kW de electricidad consumido, aporta entre 3 y 4 kW térmicos. Aquí está el secreto del ahorro y la gran diferencia con otros sistemas eléctricos de calefacción.

Un radiador eléctrico convencional, por ejemplo, consume la misma energía que aporta: para dar 1 kW de energía térmica, consume 1 kW de electricidad. La electricidad pasa por una resistencia y esta se transforma en calor. Con el mismo consumo eléctrico, un sistema de aerotermia multiplica por 3 ó 4 la energía entregada. Para conseguirlo, el sistema cuenta con diversos componentes.